ELEGUA
Quién es Elegua?
Elegua es la protección primera, ya que es el quien abre los
caminos para continuar en la religión. Los no iniciados o aleyos
deben recibirlo o consagrarlo como primero. Es la vista que
sigue un camino, se convierte en un guerrero temible y feroz
cuando se une a Oggún y Oshosi, nada lo detiene. Elegua es uno
de los primeros Oshas u Orishas que se recibe. Es un Osha del
grupo de Orisha Oddé, a los que se le llama Los Guerreros. El es
el primero de los guerreros junto a Oggún, Oshosi y Osun. En la
naturaleza está simbolizado por las rocas. Eleguá vino al plano
terrenal acompañando al Osha Obbatalá. Es considerado el
mensajero fundamental de Olofin.
Vive en la mayoría de los casos detrás de la puerta, cuidando el
ilé de quien lo posee. Dueño absoluto de los caminos y el
destino, es quien cierra o abre el astral para la felicidad o
infelicidad de los seres humanos. Siempre se deebe contar con
él para realizar cualquier cosa. Es el portero de la sabana y el
monte.
Es un Osha que se asienta, va a estera el día del itá de Osha y
habla por el diloggún. El signo principal del Olosha está
determinado por su conversación y la del ángel de la guarda.
También es el intérprete principal de las letras del sistema del
oráculo del diloggún y juega un rol fundamental en los
subsistemas del oráculo de Biangue o Aditoto. Es entregado por
Babaloshas e Iyaloshas. Ha sido el único que ha ido y regresado
del mundo de Ará Onú. Ganó suficientes privilegios de parte de
Olofin, Obbatala y Orunmila para ser el primero en ser
atendido. Su mano de caracoles es la mayor, ya que consta de
21, estos son también el número de sus caminos. Le pertenece
por excelencia junto a Obbatala el oráculo del coco (Obí).
Su número es el 3, sus colores el rojo y el negro. El lunes y los
días 3 de cada mes son sus días. En el sincretismo se compara
con el Santo niño de Atocha (1ro de Enero). Su celebración es el
6 de Enero y el 13 de Junio.
Se saluda ¡Laroyé Elegua!
Familia de Elegua.
Elegguá es hijo de Okuboro y Añagui, reyes de la región de
Egbá. Su nombre original proviene del Yoruba Èsú Elègbará
(mensajero príncipe de los que viven en Egbá). Se dice también
que fue hijo de Obbatalá y Yembó, hermano de Shango, Oggun,
Ozun y Orunmila.
Diloggún en Elegua.
Elegguá habla por todos los odú por este pertenecerle, pero
fundamentalmente lo hace por Oddi, Okana Sode y Ojuani
Shogbe.
Herramientas de Elegua.
Eleguá se asienta en una otá (piedra), otá conchífera, de
arrecife, otá con carga, caracol cobo con carga, un coco seco o
de masa con carga.
Se coloca en una vasija plana, sus atributos son los cascabeles,
un garabato (bastón) de guayaba, una trampa de ratón,
monedas, juguetes de niño como las bolitas, pitos, matracas,
sombrero de guano o paja, una maraca pintada con sus colores.
Sus elekes (collares) son de cuentas rojas y negras alternadas.
Objetos de poder de Elegua.
El objeto de poder de Elegguá es el garabato.
Trajes de Elegua.
Elegua se viste con levita, pantaloncillos y un sombrero rojo.
Los colores de estos deben ser combinando el rojo con el negro.
Algunas veces, en vez de combinarse se utiliza todo a rayas
rojas y negras. Todo el traje, especialmente el gorro, se
ornamentan con bolitas y caracoles.
Ofrendas a Elegua.
A Eleguá se le inmolan chivos, gallos o pollos, pollitos, jutías,
ratones negros o rojos. Su tabú son las palomas, pues lo
debilitan, excepto a algunos caminos particulares donde si las
admiten. Sus ewes son abre caminos, sabe lección, croto,
algarrobo, alcanfor, almacigo, berro, albahaca, ají chileno, ají
guao guao, álamo, atiponlá, almendra, pata de gallina, Ceiba,
curujey, chichicate, bejuco guaro, jobo, peonía, peregún,
maravilla, pica pica, raspa lengua, siempreviva, rompesaragüey,
verdolaga, travesura, zarza blanca, pendejera, piñón botija, etc.
Bailes de Elegua.
Cuando baja Elegua, este correrá y se pondrá tras la puerta.
Entonces dará brincos y se contorsionará, haciendo muecas
infantiles y jugando como los niños. Algunos de sus
movimientos pueden ser muy eróticos. Le hará bromas a la
audiencia y podrá desaparecer de la vista para aparecer en el
momento menos esperado. Un paso característico es pararse
en un pie y dar vueltas rápidamente. Siempre se le dará un
garabato, lo utilizará para hacer mímica de abrir un camino a
través de una tupida vegetación. Los otros danzantes imitarán
sus movimientos, individualmente o en grupos en contra de las
manecillas del reloj.
Coronar Elegua. Kari-Osha.
Para coronar este Osha debe haber recibido antes a los Orishas
guerreros. Luego durante la coronación se deben recibir los
siguientes Oshas y Orishas.
Elegua, Oggún, Oshosi, Obbatalá, Oke, Yemayá, Ibeyis, Shangó,
Ogué, Oshún y Oyá.
Para coronar este Osha debe haber recibido antes a los Orishas
guerreros. Luego durante la coronación se deben recibir los
siguientes Oshas y Orishas.
Elegua, Oggún, Oshosi, Obbatalá, Oke, Yemayá, Ibeyis, Shangó,
Ogué, Oshún y Oyá.
Características de los Omo Elegua.
Los hijos de Elegguá son inteligentes y hábiles, pero poco
escrupulosos. Son habladores y pueden vender hasta lo
imposible si se les deja hablar. Son mujeriegos y poco caseros,
les gusta la calle. Se inclinan a la corrupción, el timo, la estafa y
las intrigas políticas, lo que les garantiza el éxito en la vida.
Patakies de Elegua.
Los hijos de Elegguá son inteligentes y hábiles, pero poco
escrupulosos. Son habladores y pueden vender hasta lo
imposible si se les deja hablar. Son mujeriegos y poco caseros,
les gusta la calle. Se inclinan a la corrupción, el timo, la estafa y
las intrigas políticas, lo que les garantiza el éxito en la vida.
Patakies de Elegua.
Obí(el coco) era puro, humilde y simple, por eso Olofin hizo
blanca su piel, su corazón y sus entrañas y lo colocó en lo alto
de una palma. Eleguá, el mensajero de los dioses, se encontraba
al servicio de Obí y pronto se dio cuenta de que este había
cambiado. Un día Obí decidió celebrar una gran fiesta y mandó
a invitar a todos sus amigos. Eleguá los conocía muy bien, sabía
que muchos de ellos eran las personas más importantes del
mundo, pero los pobres, los enfermos y los deformados, eran
también sus amigos y decidió darle una lección invitando a la
fiesta no solamente a los ricos. La noche de la fiesta llegó y Obí,
orgulloso y altivo, se vistió para recibir a sus invitados.
Sorprendido y disgustado vio llegar a su fiesta a todos los
pobres y enfermos. Indignado les preguntó:
–¿Quién los invitó?
–Eleguá nos invitó en tu nombre –le contestaron.
Obí los insultó por haberse atrevido a venir a su casa vestidos
con harapos.
–Salgan de aquí inmediatamente –les gritó.
Todos salieron muertos de vergüenza y Eleguá se fue con ellos.
Un día, Olofin mandó a Eleguá con un recado para Obí.
–Me niego a servir a Obí –dijo Eleguá–. Ha cambiado mucho, ya
no es amigo de todos los hombres. Está lleno de arrogancia y
no quiere saber nada de los que sufren en la Tierra.
Olofin, para comprobar si esto era cierto, se vistió de mendigo y
fue a casa de Obí.
–Necesito comida y refugio –le pidió fingiendo la voz.
–¿Cómo te atreves a aparecerte en mi presencia tan
harapiento? –le increpó el dueño.
Olofin sin disimular la voz exclamó:
–Obí, Obí.
Sorprendido y avergonzado, Obí se arrodilló ante Olofin.
–Por favor, perdóname.
Olofin le contestó:
–Tú eras justo y por eso fue que yo hice tu corazón blanco y te
di un cuerpo digno de tu corazón. Ahora estás lleno de
arrogancia y orgullo. Para castigar tu soberbia te quedarás con
las entrañas blancas, pero caerás y rodarás por la tierra hasta
ensuciarte. Además tendrás que servir a los Orishas y a todos
los hombres. Así fue como el coco se convirtió en el más
popular de los oráculos.
blanca su piel, su corazón y sus entrañas y lo colocó en lo alto
de una palma. Eleguá, el mensajero de los dioses, se encontraba
al servicio de Obí y pronto se dio cuenta de que este había
cambiado. Un día Obí decidió celebrar una gran fiesta y mandó
a invitar a todos sus amigos. Eleguá los conocía muy bien, sabía
que muchos de ellos eran las personas más importantes del
mundo, pero los pobres, los enfermos y los deformados, eran
también sus amigos y decidió darle una lección invitando a la
fiesta no solamente a los ricos. La noche de la fiesta llegó y Obí,
orgulloso y altivo, se vistió para recibir a sus invitados.
Sorprendido y disgustado vio llegar a su fiesta a todos los
pobres y enfermos. Indignado les preguntó:
–¿Quién los invitó?
–Eleguá nos invitó en tu nombre –le contestaron.
Obí los insultó por haberse atrevido a venir a su casa vestidos
con harapos.
–Salgan de aquí inmediatamente –les gritó.
Todos salieron muertos de vergüenza y Eleguá se fue con ellos.
Un día, Olofin mandó a Eleguá con un recado para Obí.
–Me niego a servir a Obí –dijo Eleguá–. Ha cambiado mucho, ya
no es amigo de todos los hombres. Está lleno de arrogancia y
no quiere saber nada de los que sufren en la Tierra.
Olofin, para comprobar si esto era cierto, se vistió de mendigo y
fue a casa de Obí.
–Necesito comida y refugio –le pidió fingiendo la voz.
–¿Cómo te atreves a aparecerte en mi presencia tan
harapiento? –le increpó el dueño.
Olofin sin disimular la voz exclamó:
–Obí, Obí.
Sorprendido y avergonzado, Obí se arrodilló ante Olofin.
–Por favor, perdóname.
Olofin le contestó:
–Tú eras justo y por eso fue que yo hice tu corazón blanco y te
di un cuerpo digno de tu corazón. Ahora estás lleno de
arrogancia y orgullo. Para castigar tu soberbia te quedarás con
las entrañas blancas, pero caerás y rodarás por la tierra hasta
ensuciarte. Además tendrás que servir a los Orishas y a todos
los hombres. Así fue como el coco se convirtió en el más
popular de los oráculos.